martes, 8 de mayo de 2007

Cuando y por qué.

(Rabindranath Tagore)

Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces; porque si no lo amases, no lo hubieses creado.
Sabiduría 11,24.


Cuando te traigo juguetes de colores, hijo mío, comprendo por qué hay ese juego de color en las nubes y en el agua, y por qué están pintadas las flores preciosamente… Cuando te traigo juguetes de colores, hijo mío.

Cuando te canto, amor mío, para que tú bailes, adivino por qué tienen música las hojas, y por qué las olas ruedan sus coros de voces hasta el corazón maravillado de la tierra… Cuando te canto para que tú bailes, amor mío.

Cuando colmo de dulces tus manos codiciosas, hijo mío, entiendo por qué hay mieles en el cáliz de la flor, y por qué los frutos se cargan secretamente de ricos jugos… Cuando colmo de dulces tus manos codiciosas, hijo mío.

Cuando beso tu cara, amor mío, para hacerte sonreír, sé bien cuál es el placer que chorrea del cielo en la luz de la mañana, y el deleite que traen a mi cuerpo las brisas del verano… Cuando beso tu cara, amor mío, para hacerte sonreír.

Nota propia: He unido este versículo bíblico y este poema; pues para mí, expresan lo mismo, a través de diferentes canales.