lunes, 25 de febrero de 2013

Ayuno.

(Libro de Isaías, capítulo 58, versículos 6 y 7)
¿No saben cuál es el ayuno que me agrada?
Romper las cadenas injustas,
desatar las amarras del yugo,
dejar libres a los oprimidos
y romper toda clase de yugo.
Compartirás tu pan con el hambriento,
los pobres sin techo entrarán a tu casa,
vestirás al que veas desnudo
y no volverás la espalda a tu hermano.

1 comentario:

Rosa María dijo...

Es cierto que si se está en predisposición de romper cadenas, siempre habrá muchas para deshacer, romper y defenestrar. La entrega al necesitado, al que llora, al que tiembla de frío o miedo, son las fortalezas de las almas que pueden repartir felicidad, abrazos sin esperar nada. Todos tenemos la obligación de repartir algo de lo que tenemos, aunque ello se llame vida.
Un abraciño,
Rosa María Milleiro
Hacer un Mundo mejor, es labor de todas las almas que lo habitan.